El presente artículo tiene como objetivo analizar el caso de Mariana de la Candelaria, una mujer de mediana edad acusada de brujería y hechicería en Charcas en el siglo XVIII y procesada por la Inquisición de México, cuya causa se prolongó por ocho años. Con el propósito de acercarnos a Mariana desde una perspectiva que no reprodujera los cánones inquisitoriales, nos centramos en algunos aspectos del expediente que dan cuenta de sus conocimientos y conflictos personales; es decir, si bien están presentes algunas narraciones consideradas “supersticiosas, hechiceriles o de brujería”, éstas no buscan caracterizar a la mujer, sino dibujar esa delgada línea entre lo que estaba permitido y lo que no en esa sociedad y cómo esas ideas fueron empleadas en su contra por sus vecinos. Esto nos permitió observar que este caso, aun cuando se parece al de muchas otras mujeres procesadas por el Tribunal inquisitorial, contiene elementos que le dan cierta particularidad; a la vez que nos posibilitó acercarnos a los saberes y prácticas medicinales que eran aplicados en regiones distantes, donde no había casi presencia de médicos y cómo las mujeres curanderas suplían esa función, incluso generando una pugna con el poder religioso.